contra el estrés

Estrés y movimiento consciente: qué es y cómo aliviarlo

El estrés es una de las condiciones más comunes en la vida moderna, y aunque a veces se normaliza, sus efectos pueden ser profundamente perjudiciales para la salud física y emocional. Si bien forma parte de una respuesta natural del cuerpo ante situaciones desafiantes, cuando se vuelve crónico o excesivo, altera nuestro bienestar y puede derivar en desequilibrios que afectan al sistema nervioso, muscular, digestivo e incluso inmunológico. Comprender cómo se manifiesta y qué herramientas tenemos para gestionarlo es clave para recuperar el equilibrio en nuestro día a día.

Desde el enfoque integral que promovemos en Team Touch, abordamos el estrés no solo desde una perspectiva psicológica, sino también desde el cuerpo. La forma en que respiramos, nos movemos y descansamos tiene un impacto directo en cómo percibimos y gestionamos las situaciones estresantes. A través del movimiento consciente, la atención plena y técnicas de autocuidado, es posible romper el ciclo de tensión y recuperar una mayor sensación de calma y control.

Qué es el estrés y por qué aparece

El estrés es una respuesta fisiológica automática que se activa cuando el cerebro detecta una amenaza, real o percibida. Esta reacción activa el sistema nervioso simpático, liberando hormonas como el cortisol y la adrenalina, que preparan al cuerpo para la acción. Aunque este mecanismo fue esencial para la supervivencia de nuestros ancestros, hoy se activa constantemente ante situaciones como el tráfico, las discusiones, las sobrecargas laborales o las preocupaciones cotidianas.

Lo que en principio es una respuesta adaptativa puede convertirse en un problema cuando se mantiene en el tiempo. El cuerpo no está diseñado para sostener ese nivel de activación constante, y es entonces cuando empiezan a aparecer síntomas que comprometen nuestra calidad de vida.

Síntomas físicos y emocionales del estrés

El estrés puede manifestarse de formas muy distintas, dependiendo de la persona y de su estado físico y emocional previo. A nivel corporal, es habitual experimentar tensión muscular (sobre todo en cuello, espalda y mandíbula), dolores de cabeza, fatiga persistente, alteraciones digestivas, problemas para dormir y sensación de opresión en el pecho. También puede debilitar el sistema inmunológico, haciéndonos más propensos a infecciones.

Desde lo emocional, el estrés genera irritabilidad, dificultad para concentrarse, pensamientos repetitivos, ansiedad y sensación de agobio constante. En casos más graves, puede desembocar en cuadros de ansiedad generalizada o incluso depresión.

El cuerpo como aliado para gestionar el estrés

Una de las formas más eficaces de comenzar a aliviar el estrés es a través del cuerpo. Aunque muchas veces buscamos soluciones mentales para algo que se vive físicamente, la clave está en devolver al sistema nervioso un estado de seguridad y calma. Aquí es donde el movimiento consciente, la respiración profunda y la atención plena cobran especial importancia.

El ejercicio físico moderado y constante, especialmente cuando se realiza con atención al cuerpo, contribuye a liberar tensiones acumuladas, equilibrar el sistema hormonal y mejorar la calidad del sueño. Entrenamientos como el funcional, el pilates o el yoga no solo fortalecen el cuerpo, sino que también fomentan una conexión más profunda con uno mismo, ayudando a detectar y liberar bloqueos emocionales a través del movimiento.

Técnicas de respiración y regulación del sistema nervioso

La respiración es una herramienta poderosa para salir del estado de alerta y volver al equilibrio. Respirar de forma superficial y acelerada es uno de los primeros síntomas del estrés, pero también puede convertirse en la puerta de entrada a la relajación si aprendemos a hacerlo conscientemente.

Ejercicios como la respiración diafragmática, la coherencia cardíaca o simplemente dedicar unos minutos al día a respirar profundo y lento pueden generar un cambio fisiológico real, reduciendo los niveles de cortisol y activando el sistema nervioso parasimpático, responsable del descanso y la recuperación.

El poder del descanso y la pausa

Una vida sin pausas es terreno fértil para el estrés. Incorporar momentos de descanso consciente, donde se desconecte del ritmo acelerado y se permita al cuerpo y a la mente bajar el ritmo, es esencial para prevenir el agotamiento. Esto puede lograrse con prácticas breves como una siesta corta, una caminata sin prisa, una sesión de estiramientos o simplemente unos minutos en silencio observando la respiración.

El descanso también se cultiva a través de una buena higiene del sueño. Dormir bien no solo recupera el cuerpo, sino que regula las emociones, mejora la toma de decisiones y fortalece el sistema inmunológico.

Cultivar el bienestar desde dentro

El estrés no siempre se puede evitar, pero sí se puede aprender a navegarlo con mayor resiliencia. Desde Team Touch, apostamos por una visión integradora del bienestar, donde la fisioterapia, el entrenamiento funcional y la educación corporal trabajan juntas para devolver al cuerpo su capacidad natural de autorregularse.

Cuidar el cuerpo no es un lujo, es una necesidad. No se trata de hacer más, sino de hacerlo mejor: moverse con sentido, respirar con conciencia y escuchar lo que el cuerpo tiene para decirnos. Al fin y al cabo, el cuerpo no solo sufre el estrés, también tiene las claves para transformarlo.

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