Hoy tenemos de invitado a un gran defensor de los valores en esta sociedad Moderna. El Especialista David Sánchez Ibáñez.
Vamos a Imaginar un palacio rodeado de murallas inmensas, donde el emperador de China gobierna no solo sobre millones de súbditos, sino también sobre el curso del Cielo y la Tierra.
En ese lugar sagrado, cada decisión tiene peso cósmico, y la más pequeña enfermedad del soberano puede desatar el caos en todo el imperio.
Allí, junto al trono, no se encuentra únicamente el general más valiente ni el ministro más sabio… sino una figura menos visible, pero igual de poderosa: el médico imperial.
Entonces los médicos tradicionales .
Estos médicos no eran simples sanadores. Eran guardianes del equilibrio del qi, consejeros de confianza, intérpretes de los signos del cuerpo y del universo. Conocían los secretos de las hierbas y la acupuntura, pero también los misterios del yin y el yang, de los cinco elementos, de las estrellas que regían la vida y el destino. Sus diagnósticos podían decidir la suerte de un emperador. Sus consejos, muchas veces, influían en la política, en las guerras, en las alianzas. Y al mismo tiempo, cargaban con un peso enorme: un error, una cura fallida, podía costarles no solo su reputación, sino la vida.
A lo largo de los siglos, nombres como Hua Tuo, el legendario cirujano de la dinastía Han, o Sun Simiao, el gran sabio de la medicina en la dinastía Tang, se convirtieron en símbolos de sabiduría y compasión. Ellos no solo curaban el cuerpo, sino que guiaban el espíritu de los emperadores, recordándoles que un gobernante enfermo, física o moralmente, ponía en riesgo la armonía de todo el reino.»
La medicina en la antigua China no era solamente un conjunto de remedios para curar enfermedades. Era, ante todo, una filosofía de vida, un camino para mantener el equilibrio entre el ser humano y el universo. En los corredores silenciosos de la Ciudad Prohibida, los médicos imperiales no se limitaban a examinar el pulso o a preparar infusiones. Ellos observaban el rostro del emperador, el brillo de su mirada, el tono de su voz. Leían en esos signos no solo síntomas físicos, sino advertencias del Cielo. Creían que la salud del soberano era un espejo del estado del imperio: si el emperador enfermaba, podía ser señal de que el orden cósmico estaba alterado.
Por eso, el médico era también un guardián de la armonía. Cada diagnóstico era casi un acto político. No podía hablar a la ligera. Un emperador fuerte aseguraba estabilidad, pero un emperador enfermo podía desatar intrigas, rebeliones, incluso guerras. Estos médicos estudiaban durante décadas los clásicos de la medicina, como el Huangdi Neijing, el Canon de Medicina Interna del Emperador Amarillo, considerado la obra fundamental de toda la tradición. Aprendían que el cuerpo humano es un microcosmos, un reflejo del cielo y la tierra, regido por el yin y el yang, por los cinco elementos: madera, fuego, tierra, metal y agua. Comprendían que tratar a un emperador era, de algún modo, tratar al mismo universo.
Pero también eran hombres de carne y hueso. Y como todo consejero cercano al poder, caminaban en una línea peligrosa. Una cura fallida podía ser interpretada como traición. Una palabra imprudente podía costarles la cabeza. Servir a un emperador era un honor inmenso… y al mismo tiempo, una condena silenciosa. Sin embargo, muchos de ellos trascendieron. Sun Simiao, por ejemplo, fue llamado el rey de la medicina por su compasión y su ética: él escribió que la verdadera tarea del médico era atender a todos los seres humanos por igual, sin importar si eran ricos o pobres, poderosos o humildes.
Hua Tuo, siglos antes, se atrevió a practicar cirugías complejas y hasta inventó anestésicos a base de hierbas, un conocimiento adelantado a su tiempo que despertó tanto admiración como recelo.»
Así, los médicos imperiales fueron mucho más que figuras secundarias. Fueron pilares silenciosos de la historia, testigos de secretos de palacio, guardianes de vidas y destinos. Y hoy, en este episodio, vamos a revivir su legado. Hablaremos con expertos para entender cómo estos médicos veían el cuerpo, la enfermedad y la política. Descubriremos cómo un simple diagnóstico podía influir en el rumbo de un imperio. Y reflexionaremos sobre lo que aún hoy podemos aprender de esa mirada integral, que no separaba el cuerpo de la mente, ni al individuo del cosmos.
Así era el universo de los médicos imperiales: un mundo donde curar era gobernar, y donde la salud del emperador podía reflejar la armonía de todo el imperio. Pero… ¿cómo podemos comprender realmente esta visión? ¿Qué nos dicen hoy los textos antiguos y los registros históricos sobre el papel de estos médicos en la corte? Para responder a estas preguntas y guiarnos en este viaje, hoy nos acompaña David, especialista en medicina tradicional china, entre otras tecnicas como osteopatia china, naturopata, especialista en muchas mas técnicas es quien nos ayudará a desentrañar el legado de estos consejeros imperiales, su influencia política y su sabiduría médica.
Teamtouch: David, bienvenido, es un honor tenerte en este episodio. Antes de entrar en materia, me gustaría preguntarte ¿qué fue lo que te atrajo a estudiar la medicina tradicional china y su historia en las cortes imperiales?
Profesor David: Yo desde pequeño quería ser policía o médico, entre los estudios de policía mi deporte entre artes marciales y gimnasia hizo que una lesión cambiara mi forma de la curación.
Teamtouch: ¿Cómo empezó tu interés?
Profesor David: A través de solicitar donde estudiar la carrera en medio de la ignorancia y del desconocimiento, pude saber que quería sanar de otra manera que no era la habitual.
Teamtouch: Para quienes nos escuchan y quizás no conocen tanto, ¿cómo debemos imaginar a un médico en la corte imperial china? ¿Era más parecido a un científico, a un sacerdote, a un filósofo… o un poco de todo?
Profesor David: Una persona humilde, con el amor a querer ayudad a todos, vestimenta como una túnica llamada Hanfu, túnica suelta con mangas amplias. Hanfu era la vestimenta tradicional de la antigua china y fue evolucionando en las dinastias. La vestimenta eran de seda que era la mas destacada.
Teamtouch: Se dice que la salud del emperador representaba la salud del imperio. ¿Hasta qué punto crees que esa idea influía en la labor diaria de un médico imperial?
Profesor David: La salud del emperador era vista como un reflejo directo de la estabilidad y prosperidad del imperio. Por eso, los médicos imperiales trabajaban bajo una presión enorme: no solo trataban a un paciente, sino que se consideraba que su éxito o fracaso podía afectar el destino de todo el país. Esto implicaba una vigilancia constante, diagnósticos muy cuidadosos y un enfoque extremadamente conservador en los tratamientos.
Teamtouch: Atender al emperador debía ser un honor enorme… pero también un riesgo. ¿Qué pasaba si un tratamiento fallaba? ¿Existen registros de médicos castigados o ejecutados por un error?
Profesor David: Sí, el riesgo era real. Los médicos que atendían al emperador podían ser severamente castigados si un tratamiento resultaba fatal o si se consideraba negligente. Hay registros históricos, especialmente de las dinastías Ming y Qing, donde médicos fueron encarcelados, exiliados o incluso ejecutados por errores que resultaron en la muerte del emperador o de miembros de la familia imperial. Esto generaba un ambiente de extremo rigor, en el que la prudencia era tan importante como la habilidad médica.
Teamtouch: ¿Qué técnicas eran las más usadas en la corte? Acupuntura, hierbas, dietas…
Profesor David: Los médicos imperiales combinaban varias técnicas tradicionales. La fitoterapia (uso de hierbas) era fundamental, junto con la acupuntura y la moxibustión para equilibrar la energía vital, o “qi”. También se prestaba mucha atención a la dieta y al estilo de vida, siguiendo los principios del yin y el yang y de los Cinco Elementos, buscando prevenir enfermedades y mantener la armonía corporal.
Teamtouch: ¿Podemos decir que ya existía una medicina preventiva, además de la curativa?
Profesor David: Absolutamente. La medicina imperial no solo trataba enfermedades, sino que tenía un fuerte enfoque preventivo. Se creía que mantener el equilibrio del cuerpo y de la mente podía evitar enfermedades futuras. Por eso, los médicos recomendaban dietas específicas, ejercicios suaves, baños medicinales y prácticas de respiración, además de revisar regularmente el pulso y otros signos de salud del emperador y la corte. En muchos sentidos, esta visión preventiva es sorprendentemente moderna.
Teamtouch: Me intriga mucho el vínculo entre medicina tradicional china y filosofía. ¿El médico realmente aconsejaba al emperador sobre su carácter, sus emociones, incluso sus decisiones políticas?
Profesor David: Sí, de hecho, en la antigua China la medicina y la filosofía estaban profundamente entrelazadas, y los médicos no solo trataban enfermedades físicas, sino que también tenían un rol consultivo en aspectos más amplios de la vida del gobernante. En la medicina tradicional china (MTC), la salud se entendía como un equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu, y también como un reflejo del flujo armonioso del Qi (energía vital) y de la relación con el universo. Por eso, los médicos a menudo interpretaban los síntomas físicos o emocionales como señales del estado interno del emperador, de su carácter y de su relación con el entorno.
Algunos puntos clave:
Consejo sobre emociones y carácter: Un médico podía advertir que ciertos patrones de enfermedad estaban relacionados con emociones negativas como ira, miedo o ansiedad. Por ejemplo, problemas de hígado podían asociarse con la ira reprimida.
Influencia política: Dado que el bienestar del emperador se consideraba vital para el destino del estado, algunos médicos ofrecían recomendaciones que trascendían lo físico, sugiriendo cambios de comportamiento, hábitos o actitudes que podían afectar su juicio y liderazgo.
Integración filosófica: La medicina se inspiraba en el Confucianismo (ética, deber y armonía social) y el Daoísmo (flujo natural, equilibrio, prevención), lo que hacía que la salud del emperador se viera como un reflejo del orden cósmico y social.
Así que sí: un médico podía convertirse en consejero indirecto sobre emociones y decisiones políticas, aunque siempre con el argumento de preservar la salud y la armonía del emperador. En algunos casos, su influencia era sutil; en otros, bastante directa, dependiendo de la confianza del emperador en su juicio.
Detrás de los muros de los palacios imperiales no solo vivieron emperadores y generales, también hubo médicos que dejaron huella eterna. Algunos se convirtieron en leyendas por sus innovaciones, otros por su compasión, y unos cuantos incluso pagaron un precio muy alto por estar tan cerca del poder. Hua Tuo es recordado como un genio médico adelantado a su tiempo. Se dice que desarrolló una forma de anestesia a base de hierbas llamada mafeisan, lo que le permitió realizar operaciones quirúrgicas en una época en la que pocos se atrevían a abrir el cuerpo humano. También creó ejercicios físicos inspirados en animales, algo que hoy reconoceríamos como una forma temprana de qigong terapéutico. Pero su audacia no fue bien recibida por todos: terminó ejecutado tras negarse a servir exclusivamente al caudillo Cao Cao. Nos enseña sobre los límites del poder y la medicina en esa época. Realmente podríamos considerarlo un precursor de la cirugía moderna.
Siglos después, Sun Simiao se ganó el título de Rey de la Medicina. Escribió obras monumentales como el Qianjin Yaofang, con más de 5,000 fórmulas medicinales. Pero lo que lo hizo legendario no fue solo su conocimiento, sino su ética: afirmaba que el deber del médico era atender a todos por igual, sin importar rango ni riqueza. Introdujo una visión humanista en la medicina china.
Ya en la dinastía Ming, Li Shizhen, autor del Compendio de Materia Médica (Bencao Gangmu), describió más de 1,800 sustancias medicinales y sus aplicaciones. Este libro se convirtió en la referencia médica durante siglos, no solo en China, sino en todo el mundo oriental. Su impacto aún se siente en la medicina tradicional china.
La cercanía al poder ayudó a que estas figuras pasaran a la historia, pero también representó un riesgo constante. Servir a un emperador implicaba honor, pero también peligro.»
Hoy podemos aprender mucho de su visión del cuerpo, del poder y de la vida misma. La medicina moderna podría recuperar esa mirada integral, y la ética de atender a todos por igual sigue siendo relevante. La relación entre salud y poder político, aunque diferente, sigue existiendo. La medicina tradicional china sigue viva en el mundo contemporáneo y sigue despertando interés por esa mirada holística.»
Teamtouch: Querido Maestro David Sánchez, muchísimas gracias por acompañarnos y compartir tu conocimiento. Y a quienes nos escuchan y nos leen, gracias por ser parte de este viaje a través de la historia. Nos encontraremos en el próximo episodio, con nuevas voces y nuevas historias.




