Epicuro: Mejor justo y bueno, que mucho y en exceso

Si mencionas a Epicuro en una conversación, probablemente alguien te dirá algo como «ah sí, el de los placeres y los excesos» o «el filósofo hedonista». Es curioso cómo un pensador que vivió de pan, agua y queso ocasional ha terminado asociado con banquetes romanos y vida disipada (si queremos hacer un símil con la actualidad, podríamos hablar de ocio nocturno, comida chatarra, lujos y excesos). Hoy conoceremos al verdadero Epicuro (341-270 a.C.), cuyas ideas sobre el bienestar son tan radicales hoy como hace más de dos mil años.

Epicuro fundó una escuela filosófica en Atenas conocida como «El Jardín», donde enseñaba que el objetivo de la vida era alcanzar el placer. Hasta aquí, todo parece confirmar el estereotipo: alguien que vivía únicamente por y para el gozo (hoy en día le llamaríamos “un vividor”). El problema es que su definición de «placer» era completamente opuesta a lo que imaginamos.

Para Epicuro, el placer supremo no era el éxtasis, la excitación o la gratificación constante. Era la ataraxia: la ausencia de perturbación, la tranquilidad de la mente. Y el placer del cuerpo no era el festín, sino la aponia: la ausencia de dolor físico. Su hedonismo era, paradójicamente, ascético. Epicuro escribe: «Cuando decimos que el placer es el fin, no nos referimos a los placeres de los disolutos (personas que únicamente viven para sentir placer) sino a la ausencia de dolor en el cuerpo y de turbación en el alma». Hay que remarcar que lo que los antiguos entendían como “alma” es equivalente a lo que hoy en día llamamos “mente”, “psique” o “conciencia”.

LOS CONSEJOS DE EPICURO

Epicuro y sus seguidores desarrollaron lo que llamaban el tetrapharmakon o «cuádruple remedio», cuatro principios básicos para curar los males:

  1. No hay que temer a los dioses:

En la época de Epicuro, la gente vivía aterrorizada pensando que los dioses castigaban caprichosamente a los humanos. Epicuro, siguiendo el atomismo de Demócrito, argumentaba que los dioses (si existen) no se ocupan de los asuntos humanos. Viven en su propia felicidad y nos dejan en paz.

Para nosotros hoy: sustituye «dioses» por «el universo», «el destino» o «el karma». Epicuro diría: deja de pensar que hay fuerzas cósmicas conspirando contra ti o que «todo pasa por algo». A veces las cosas simplemente pasan. Esta perspectiva reduce enormemente la ansiedad existencial.

  1. No hay que temer a la muerte:

«La muerte no es nada para nosotros», escribió Epicuro, «porque cuando nosotros somos, la muerte no está presente, y cuando la muerte está presente, nosotros no somos». No puedes experimentar tu propia muerte, así que ¿por qué temerla? Este argumento suena frío, pero tiene un efecto liberador: si la muerte es literalmente nada para ti (no un castigo, no un tránsito doloroso, solo… nada), entonces no tiene sentido gastar tu vida presente en angustia anticipatoria.

  1. El placer es fácil de obtener:

Epicuro clasificaba los deseos en tres categorías:

-Naturales y necesarios (comida básica, agua, refugio, amistad): estos deben satisfacerse y son fáciles de conseguir.

-Naturales pero no necesarios (comida elaborada, ropa elegante): pueden añadir placer pero no son esenciales.

-Ni naturales ni necesarios (riqueza, fama, poder): estos son la fuente de la mayor parte de nuestro sufrimiento, debido a la frustración que provoca el intentar alcanzarlos sin éxito.

La clave está en darse cuenta de que la mayoría de lo que necesitas para estar bien es accesible y barato. El agua fresca cuando tienes mucha sed produce más placer real que el champán cuando estás saciado.

  1. El dolor es fácil de soportar:

Epicuro sufría de cálculos renales (una condición extremadamente dolorosa) y aun así escribía sobre cómo el dolor intenso suele ser breve, y el dolor prolongado suele ser leve. En su último día de vida, escribió a un amigo describiendo sus dolores pero añadiendo que los compensaba recordando sus conversaciones filosóficas. No está negando el dolor ni promoviendo un estoicismo heroico. Está diciendo: observa el dolor con atención y verás que es más manejable de lo que temes.

LA AMISTAD COMO FORMA DE SALUD

Aquí viene algo sorprendente: para un supuesto hedonista egoísta, Epicuro consideraba la amistad (philia) como uno de los mayores bienes de la vida. Su escuela, «El Jardín», era esencialmente una comunidad de amigos que filosofaban juntos.

Epicuro escribió: «De todas las cosas que la sabiduría proporciona para la felicidad de toda la vida, la más grande con mucho es la posesión de la amistad». Ni la riqueza, ni el placer sensual, ni el reconocimiento: la amistad.

Esto tiene implicaciones directas para la salud. Hoy sabemos que el aislamiento social es tan perjudicial para la salud como fumar 15 cigarrillos al día. La comunidad y las relaciones significativas son factores protectores contra depresión, ansiedad, enfermedades cardiovasculares y deterioro cognitivo… Epicuro intuía hace 2,300 años lo que hoy la OMS confirma.

HOY, MÁS VIVO QUE NUNCA

Aquí está lo radical de Epicuro para nuestro tiempo: su filosofía es profundamente anticonsumista. Si el placer verdadero es la ausencia de perturbación, y esta se logra principalmente satisfaciendo necesidades básicas y cultivando amistad.

Epicuro comía pan y agua la mayor parte del tiempo, y consideraba el queso una indulgencia ocasional. Vivía en un jardín con amigos, conversaban, reflexionaban. Eso era todo. Y afirmaba ser profundamente feliz.

Esto no significa que debamos todos volvernos ascetas y negar todo tipo de placer (al fin y al cabo, nos encanta el placer). Pero sí cuestiona seriamente cuánto de lo que la «industria del bienestar» nos vende es realmente necesario para vivir bien, y cuánto es creación artificial de deseos «ni naturales ni necesarios». Además, las ideas de Epicuro ofrecen herramientas concretas (ojo, herramientas que en ningún caso deben sustituir la atención profesional en caso de que esta fuera necesaria).

Para la ansiedad: Practica distinguir entre lo que temes racionalmente y lo que temes por hábito. ¿Cuántas de tus preocupaciones son sobre cosas que, como la muerte, no puedes experimentar realmente?

Para el consumo: Antes de comprar algo relacionado con «bienestar», pregúntate: ¿Es esto un deseo natural y necesario, natural pero no necesario, o ni siquiera natural? ¿Lo necesito para estar bien o me lo han vendido?

Para las relaciones: Invierte tiempo en amistades profundas. No son un accesorio de tu vida; son fundamentales para tu salud física y mental. Según la OMS, la salud depende en parte del bienestar social y de tu red de apoyo: más vale un amigo cercano con el que poder compartir tus aventuras y desventuras que más de cien seguidores en la red social de turno.

¡Eso sí! Epicuro no tenía antibióticos ni entendía la depresión clínica. Si tienes una condición médica seria, necesitas tratamiento médico, no sólo filosofía. La ataraxia epicúrea es un complemento para una vida sana, no un sustituto del cuidado profesional. El epicurismo complementa, pero no cura.

ALGUNOS FACTORES A CONSIDERAR

Como con los griegos en general, hay muchos mitos sobre Epicuro:

«Comamos y bebamos que mañana moriremos». ¡Falso! Esta frase no es epicúrea, contradice totalmente su filosofía. Epicuro promovía moderación precisamente porque los excesos traen dolor posterior.

«El placer del momento es lo único importante». ¡Falso! Epicuro enfatizaba el cálculo prudente de placeres. A veces rechazamos un placer inmediato porque traerá dolor mayor después.

«Ignora el dolor ajeno y busca tu placer». ¡Falso! Al contrario, Epicuro enseñaba que no puedes ser feliz si tus amigos sufren, y que la justicia (no dañar a otros) es necesaria para la tranquilidad de conciencia.

Epicuro nos ofrece algo incómodo para nuestra cultura: la propuesta de que podrías estar bien con mucho menos de lo que tienes, y que tu malestar quizás no se soluciona adquiriendo más (más terapias, más productos, más experiencias) sino queriendo menos y de mejor calidad: siempre será mejor un remedio recomendado por un profesional de la salud que no diez productos de cuidado personal diseñados para un mercado del consumo.

Este no es un mensaje que venda bien en Instagram. Pero quizás por eso mismo vale la pena escucharlo.

La próxima vez que sientas que «necesitas» algo para estar bien, hazte la pregunta epicúrea: ¿Esto alivia realmente un dolor o satisface una necesidad básica? ¿O estoy persiguiendo un deseo creado artificialmente que nunca me saciará del todo?

En esa distinción puede estar la diferencia entre el bienestar auténtico y la rueda del hámster disfrazada de autocuidado.


Las ideas aquí presentadas se basan principalmente en la «Carta a Meneceo» de Epicuro, las «Máximas Capitales», y fragmentos conservados por Diógenes Laercio. Para profundizar: «The Cambridge Companion to Epicureanism» (2009) y «Epicurus and the Pleasant Life» de Haris Dimitriadis (2014).

Información puntual contrastada por la Organización Mundial de la Salud.


Acerca del autor:

Miquel Gómez i Olivella

Miquel Gómez i Olivella cuenta con estudios universitarios en Psicología (Universitat de Barcelona) y Filosofía (Universitat Oberta de Catalunya). Actualmente se encuentra perfilando su formación profesional en estas disciplinas, colaborando en iniciativas para fomentar la salud mental, destacando “Aquí Estoy” (en la que brinda acompañamiento a distancia) y “Proyecto S.O.R.A.Y.A.” En su tiempo libre ejerce de divulgador en Instagram, a través de la cuenta @agorapsicosofia.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Carrito de compra
Scroll al inicio
Política de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.

Puedes leer nuestra Política de Privacidad.