Hay historias que nacen del deseo profundo de hacer el bien, de mirar el dolor ajeno y decidir transformarlo en esperanza. Pepe es una de esas almas luminosas que entendió que la magia no solo entretiene, sino que también puede sanar. Así nació Vidas Mágicas, una asociación que lleva ilusión, ternura y alegría a los niños que más lo necesitan.
En cada hospital que visitan, los magos de Vidas Mágicas logran algo que va mucho más allá de un simple truco: hacen aparecer luz donde antes había silencio, risa donde había miedo y esperanza donde parecía que ya no quedaba nada. Esta conversación con Pepe nos invita a descubrir cómo la magia puede convertirse en una forma de abrazar la vida con el alma abierta.
Teamtouch: Pepe, cuéntanos cómo nació Vidas Mágicas. ¿Qué fue lo que te impulsó a crear una asociación tan especial y llena de humanidad?
Pepe: Sí, perfectamente. Después de dos ictus y regalarme tiempo la vida pensé en llevar sonrisas donde más falta hacen. Yendo a un hospital, vi cómo un niño que estaba apagado, sin ganas, volvía a reír con un simple juego. Entendí que la magia no solo sirve para entretener… también puede curar, aunque sea por unos minutos, el alma. Ahí pensé: “Y si logramos llevar esta ilusión a más niños, a más familias?”. De esa experiencia nació el sueño de formar un grupo de magos solidarios que transformaran el dolor en ilusión, eso es Vidas Mágicas.
Teamtouch: Visitas a niños que pasan por momentos muy duros en hospitales y centros especiales. ¿Cómo es ese primer encuentro con ellos? ¿Qué sientes tú en esos momentos?
Pepe: El primer encuentro es siempre mágico y a la vez muy delicado. Entras en una habitación donde hay dolor, miedo, cansancio… y, de repente, la magia rompe ese silencio. Empieza una sonrisa, una mirada de sorpresa, un “¿cómo lo has hecho?”.
En esos momentos sientes que estás tocando algo muy profundo: la emoción, la vida misma. Yo siempre digo que, aunque nosotros llevamos ilusión, son ellos los que nos enseñan el verdadero significado de la palabra valentía.
Teamtouch: En tus visitas os disfrazáis de payasos y hacéis magia. ¿Qué papel juega la magia en la recuperación emocional de estos niños?
Pepe: La magia tiene un poder enorme: convierte lo imposible en posible. Cuando un niño ve un milagro delante de sus ojos, su mente se abre, su corazón se relaja y su cuerpo responde.
Durante unos minutos, olvida la enfermedad. Vuelve a ser niño. Ríe, participa, se ilusiona. Esa emoción tiene un impacto terapéutico real, porque genera endorfinas, rompe la rutina del hospital y devuelve algo que la medicina no puede recetar: la esperanza.
Teamtouch: Les enseñáis los trucos y les regaláis una caja de magia. ¿Cómo reaccionan cuando después pueden sorprender a sus padres con lo que han aprendido?
Pepe: Es uno de los momentos más bonitos. Les damos su propia Caja de Magia, les enseñamos algunos secretos, y de repente se convierten en pequeños magos. Cuando luego hacen un juego a sus padres y ven su reacción, se sienten poderosos, valientes, felices.
Por unos minutos, dejan de ser pacientes para ser protagonistas. Esa sensación de “yo puedo” es un regalo enorme para ellos y también para sus familias, que vuelven a ver luz en los ojos de sus hijos.
Teamtouch: Muchos de los niños que conoces pasan por enfermedades muy graves. ¿Cómo gestionas emocionalmente esas despedidas o esos momentos tan difíciles?
Pepe: No te acostumbras nunca. Cada historia te toca. Pero con el tiempo aprendes que lo importante es lo que compartiste, no el final.
Cuando un niño se va, intento quedarme con su sonrisa, con el rato de magia que vivimos juntos. Saber que, aunque fuera por un instante, conseguimos hacerle feliz, me da fuerzas para seguir. Siempre digo que esos niños no se van del todo… se quedan en cada caja de magia que entregamos y en cada aplauso que escuchamos.

Teamtouch: Has visto cientos de sonrisas en circunstancias complicadas. ¿Hay alguna historia en particular que te haya marcado profundamente?
Pepe: Hay muchas, pero recuerdo especialmente a una niña que llevaba semanas sin hablar. Entré en su habitación, le hice un juego arrodillado junto a su cama… y sonrió. Fue la primera vez que lo hacía en mucho tiempo.
A los pocos días, su madre me escribió diciendo que la niña no dejaba de practicar los juegos que le habíamos enseñado. Esa pequeña chispa cambió el ambiente en toda la planta. Ahí entendí que una sonrisa puede iluminar hasta el pasillo más oscuro del hospital.
Teamtouch: Vidas Mágicas no solo lleva alegría a los niños, también transforma a los voluntarios. ¿Qué cambios has visto en las personas que se suman a tu asociación?
Pepe: Muchísimos. Muchos llegan pensando que van a dar, y acaban recibiendo. Ver la fortaleza de esos niños te cambia la escala de valores. Te enseña a relativizar los problemas y a valorar las pequeñas cosas.
Los voluntarios de Vidas Mágicas se convierten en una familia. Entre todos creamos una energía muy especial, que nos acompaña incluso fuera de los hospitales. Somos magos, sí, pero también aprendices constantes de humanidad.
Teamtouch: ¿Cómo reacciona el personal sanitario cuando llegáis con vuestras narices rojas y vuestras cajas de magia?
Pepe: Nos reciben con una sonrisa enorme. Ellos ven cada día el esfuerzo, el cansancio, el dolor… y cuando llegamos, notan el cambio de energía. Muchas veces las enfermeras o los médicos nos dicen: “Hoy el pasillo huele a alegría”.
También agradecen que les ayudemos a humanizar el entorno hospitalario, a crear un clima más cálido. La magia, en ese sentido, es una aliada perfecta de la medicina.
Teamtouch: En tiempos donde falta esperanza, tu trabajo devuelve ilusión. ¿Qué mensaje te gustaría transmitir a quienes piensan que una sonrisa no puede cambiar nada?
Pepe: Les diría que se equivocan. Una sonrisa puede cambiarlo todo. Puede cambiar el día de un niño, la actitud de una familia, incluso la manera de afrontar una enfermedad.
A veces creemos que para ayudar hace falta mucho, y no es así. A veces basta con estar, con mirar a alguien a los ojos y regalarle un momento de alegría. La sonrisa es la forma más sencilla y poderosa de hacer magia.
Teamtouch: Por último, Pepe, cuéntanos cómo pueden las personas colaborar con Vidas Mágicas. ¿Qué necesita la asociación para seguir creando más momentos mágicos?
Pepe: Hay muchas formas de colaborar: como voluntario, ayudando a repartir magia; como socio o donante, apadrinando nuestras Cajas de Magia; o simplemente compartiendo nuestro mensaje.
Todo suma. Cada ayuda nos permite llegar a más hospitales, a más niños y a más familias.
Nuestro lema lo dice todo: “Tú eres la magia”. Porque sin las personas que creen en nosotros, este sueño no podría seguir creciendo.
Al escuchar a Pepe, es imposible no emocionarse. Su historia nos recuerda que la verdadera magia no está en las manos, sino en el corazón. Que una sonrisa puede ser más poderosa que cualquier medicina, y que un gesto de amor puede transformar una vida entera.

Vidas Mágicas no solo lleva ilusión a los hospitales; lleva humanidad, empatía y ternura a cada rincón donde el dolor intenta hacerse fuerte. Pepe y su equipo nos enseñan que todos tenemos un poder especial, el de hacer sonreír a los demás.
Porque al final, como bien dice su lema, “Tú eres la magia”… y quizás hoy sea un buen día para empezar a creerlo.
Podéis encontrar a Vidas Mágicas en:
Su web: https://vidasmagicas.org/
Instagram: @vidas.magicas



