¿Qué ideas podemos rescatar de los primeros grandes pensadores?
Seguramente habrás escuchado alguna vez frases como «mente sana en cuerpo sano» o «todo con moderación». Estas ideas suenan a sabiduría antigua, y efectivamente lo son. Pero como ocurre con muchos conceptos que han viajado más de dos mil años, su significado original es mucho más complejo y matizado de lo que las redes sociales nos hacen creer. ¡Y mucho menos se tratan de afirmaciones médicas o científicas! No obstante, tampoco es correcto afirmar que dichas frases no tienen nada que enseñarnos. Así es, hoy vamos a explorar qué pensaban realmente los griegos sobre la salud, y qué podemos rescatar hoy sin caer en simplificaciones románticas. ¿Acaso los consejos sobre salud de la época de Platón y Aristóteles tienen cabida en la época de las redes sociales, la información inmediata, el internet o (por qué no) la Inteligencia Artificial?
Seguro que el nombre de Platón te suena de algo, ya sea de aquellas lejanas clases de filosofía del instituto o de alguno de esos posts de instagram con frases grandilocuentes junto a la foto de un gran pensador como argumento (o falacia) de autoridad. Si bien es cierto que solemos imaginarnos a este gran pensador como un hombre de edad avanzada, larga barba blanca y algo enclenque: al final, en el instituto los listos no eran precisamente quienes destacaban en educación física. Nada más lejos de la realidad, Platón hizo el servicio militar de aquel entonces. Incluso (y esto muy pocos lo saben) su verdadero nombre no era Platón, sino que este era un mote puesto por sus compañeros, que significaba “de espalda ancha”.
Platón y la armonía entre cuerpo y mente
Pero basta de hablar de historia… ¿Qué tiene que ver todo esto con tú salud? Aquí viene lo importante: Platón no entendía la enfermedad cómo una simple dolencia física: este proponía un modelo de integración donde la razón (o mente) actúa como organizadora, no como tirana. Es como una orquesta: todos los instrumentos deben sonar, pero necesitan coordinación: ¡de nada sirve ir al médico si luego decides no seguir el tratamiento! Tu mente no puede desentenderse de tu cuerpo.
Para Platón, estar enfermo no era solo tener un cuerpo que falla, sino vivir en desarmonía interna. Una persona que solo busca placer inmediato (lo que él llamaría una parte apetitiva descontrolada) o que vive constantemente enfadada (parte irascible dominante) está, literalmente, enferma según su esquema. La salud requería educación, autoconocimiento y cultivo de virtudes. Entonces, ¿qué rescatamos hoy? Nada más ni nada menos que la idea de que la salud no es unidimensional. No basta con que los análisis salgan bien si vivimos en caos emocional constante. Pero cuidado: esto NO significa que «todo es mental» o que podemos curarnos solo «pensando positivo». Platón nunca negó la realidad del cuerpo físico.
Aristóteles y el equilibrio como camino hacia la salud
Pero eso no es todo: Platón tuvo un famoso discípulo que también pasaría a la historia (y a la cultura popular). Así es, hablamos de Aristóteles, quién tenía una visión más práctica y empírica al momento de crear conocimiento… y el conocimiento en salud no era la excepción. Aristóteles desarrolló el concepto del mesotes, una de esas palabrejas académicas que no significa otra cosa que término medio. La virtud está en el punto intermedio entre dos extremos viciosos.
Aplicado a la salud, Aristóteles observaba que tanto el exceso como el defecto son perjudiciales. Demasiado ejercicio agota y lesiona, muy poco debilita y deriva en problemas de sedentarismo. Demasiada comida enferma por exceso, muy poca también por desnutrición. Esto parece obvio, pero Aristóteles añade algo crucial: el punto medio NO es el mismo para todos.
Un atleta necesita más alimento que una persona sedentaria. Alguien recuperándose de una enfermedad requiere diferentes cuidados que alguien sano. El término medio es relativo a cada persona, su constitución, su momento vital y sus circunstancias. No hay una fórmula universal. Desconfía de los dogmas universales en salud: lo que funciona para tu vecino puede no funcionar para ti. Es por eso que cuando nos encontramos mal debemos evitar buscar diagnósticos generalistas en internet: un especialista cualificado siempre será la mejor opción. Consulta siempre a tu médico de cabecera… bien seguro que él sabrá más acerca de TÚ salud que cualquier foro o blog anónimo del internet.
La salud como práctica continua, no como producto
Aristóteles también diferenciaba entre poiesis (producción) y praxis (acción). La salud no es algo que «producimos» como quien fabrica una mesa, sino algo que «practicamos» día a día. Es un modo de vida, un hábito, no un producto final. La salud no es una meta que se alcanza y ya está, es una práctica continua que requiere ajuste constante. En la actualidad, en la que todo debe de ser rápido, inmediato y objeto de consumo, esto contradice directamente muchas promesas de «soluciones definitivas» que abundan en el mercadillo del bienestar. De nuevo, un especialista siempre será la mejor opción.
Finalmente, es importante aclarar algunos mitos modernos que se atribuyen falsamente a los griegos:
«Mente sana en cuerpo sano»: Esta frase latina (mens sana in corpore sano) es del poeta romano Juvenal (siglo I-II d.C.), no de los griegos, y originalmente era una crítica satírica a la sociedad romana, no un consejo de salud.
«Todo con moderación»: Los griegos valoraban el equilibrio, sí, pero nunca promovieron una vida tibia o sin compromiso. Para ellos, la sophrosyne (moderación/templanza) era compatible con la excelencia y la intensidad en lo importante. Cuidar de la salud de uno mismo es buscar esta excelencia fisiológica, psicológica y social.
«Los griegos curaban con filosofía»: No. Tenían médicos, cirujanos, medicinas, y tratamientos físicos. La filosofía complementaba, no reemplazaba, el cuidado médico. De hecho, en los diálogos de Platón, aparecen ciertos médicos retratados como figuras de autoridad, hombres sabios en su profesión y virtuosos, con gran entendimiento del ser humano.
La próxima vez que alguien te diga que los antiguos griegos ya lo sabían todo sobre salud, puedes asentir… y luego matizar. Sabían cosas importantes sobre equilibrio, autoconocimiento y vida buena. Pero para una neumonía, necesitas antibióticos, no solo filosofía.
Acerca de las fuentes:
Las ideas aquí presentadas se basan en: «La República» y «Timeo» de Platón. En otros diálogos platónicos como “El Banquete” se puede apreciar la imagen positiva que Platón tenía de los médicos y profesionales de la medicina. En cuanto a Aristóteles, la idea de la moderación está presente en su «Ética a Nicómaco».
Para profundizar en la filosofía antigua de la medicina, se recomienda «The Cambridge Companion to Ancient Medicine«.
Acerca del autor:

Miquel Gómez i Olivella cuenta con estudios universitarios en Psicología (Universitat de Barcelona) y Filosofía (Universitat Oberta de Catalunya). Actualmente se encuentra perfilando su formación profesional en estas disciplinas, colaborando en iniciativas para fomentar la salud mental, destacando “Aquí Estoy” (en la que brinda acompañamiento a distancia) y “Proyecto S.O.R.A.Y.A.” En su tiempo libre ejerce de divulgador en Instagram, a través de la cuenta @agorapsicosofia.



