En una sociedad acelerada, donde el estrés, la desconexión corporal y la sobrecarga mental se han normalizado, prácticas como el Qigong emergen como medicina esencial. Esta antigua disciplina china, cuyo nombre se traduce como cultivo de la energía vital, ofrece una vía profunda y accesible para restablecer el equilibrio interno, fortalecer la salud y cultivar la presencia.
¿Qué es el Qigong?
El Qigong (气功) es una antigua práctica terapéutica basada en movimientos lentos, respiración consciente y enfoque mental, o sea, su práctica comprende meditación pasiva y activa. Su propósito es movilizar el Qi (energía vital) a través del cuerpo, desbloquear tensiones, armonizar órganos internos y promover estados de calma y vitalidad. A diferencia de ejercicios físicos intensos, el Qigong no busca el rendimiento muscular, sino la conexión interna. Es apto para personas de todas las edades y condiciones físicas.
Orígenes y filosofía del Qigong
El Qigong tiene raíces en la Medicina China, el taoísmo, el budismo y las artes marciales. Desde hace miles de años, ha sido practicado por médicos, monjes y sabios como una vía para preservar la salud, prevenir enfermedades y expandir la conciencia. Su práctica está alineada con los principios de la MCT: equilibrio del Yin y el Yang, armonía con la naturaleza y libre circulación del Qi por los meridianos del cuerpo.
Beneficios físicos y emocionales
La práctica regular del Qigong puede traer múltiples beneficios, entre ellos:
- Mejora del sistema inmunológico y respiratorio.
- Regulación del sistema nervioso, disminución del estrés y la ansiedad.
- Regulación del sistema circulatorio y de la presión arterial.
- Estimulación del metabolismo y la digestión.
- Mayor conciencia corporal y emocional.
- Mejora del equilibrio, la postura y la coordinación.
- Desarrollo de la sensibilidad a lo sublime.
- Mejora de la función cognitiva, mejor memoria y concentración.
Qigong y emociones: mover el Qi para liberar el alma
Según la MTC, las emociones no expresadas o sostenidas durante mucho tiempo pueden estancar el Qi y afectar órganos específicos. El Qigong ayuda a liberar esas cargas emocionales, abriendo espacio para una mente más clara y un corazón más ligero. Movimientos suaves que abren el pecho, giran la cintura o activan los pulmones, por ejemplo, pueden liberar tristeza, ansiedad o irritabilidad acumuladas. Pues cada órgano y/o meridiano del cuerpo está asociado a una emoción específica. Por lo tanto, la regulación del Qi en los meridianos a través de la práctica del Qigong podrá influenciar directamente cada una de las emociones.
Qigong en la vida diaria
Practicar Qigong no requiere equipamiento ni un lugar especial. Solo necesitas unos minutos, ropa cómoda y disposición a habitar tu cuerpo con presencia. Se puede comenzar con una breve secuencia al despertar, integrarlo en pausas activas durante el día o practicarlo antes de dormir para relajar el sistema nervioso. En cada sesión, se cultiva algo más que salud: se fortalece el vínculo con uno mismo y con la energía que nos habita. La práctica del Qigong es un estilo de vida que aporta positivamente a nuestro bienestar.
Conclusión
El Qigong es mucho más que un ejercicio: es una medicina suave, una forma de meditación en movimiento y una práctica espiritual enraizada en la tradición china. Su práctica frecuente nos ayuda a entrenar nuestra mente a manejar nuestras emociones de manera eficiente en momentos difíciles. De modo que aprendemos a alinear nuestro cuerpo con nuestra mente y emociones, así como también con las leyes naturales del universo. En tiempos de tanta exigencia y desconexión, recuperar este arte es recuperar la sabiduría de sentir, respirar, habitar y sanar desde adentro.
Sobre la autora:

Licenciada y Máster en Medicina Tradicional China y Acupuntura por la Universidad de Medicina China de Beijing, terapeuta corporal y guía de sesiones de meditación y Qigong. Su trabajo integra sabiduría ancestral y bienestar moderno para acompañar procesos de sanación profunda, presencia y reconexión con la energía vital.



